Invertir implica comprometer parte de sus ahorros con la esperanza, pero sin la certeza, de obtener a cambio una rentabilidad. Como no existe la certeza de obtener esa rentabilidad, invertir implica riesgo.
¿Por qué invertir?
¿Para qué invertir si significa que tengo que arriesgar mi dinero?
Son las preguntas que todos nos podemos hacer.
Disponer de más dinero es algo que todos deseamos. El dinero abre la puerta a muchas oportunidades y proporciona la libertad personal de vivir como se quiera y de cuidar de nuestros seres queridos. La inversión posibilita esto, pero además es cada vez más necesaria si se desea acumular el capital necesario para disfrutar de una jubilación tranquila, sin ver seriamente disminuido nuestro estilo de vida al dejar de trabajar.
Piense en su situación financiera actual y dónde le gustaría estar dentro de 5, 10 ó 20 años. Para llegar a ese destino usted podría ahorrar poco a poco, dentro de sus posibilidades, y meter el dinero en una cuenta bancaria, depósito u otro producto sin riesgo. Sería seguir un camino seguro, pero estos productos suelen pagar un interés muy bajo y podría tardar mucho en llegar a su objetivo.
Los caminos de la inversión tienen peligros. En caso de mal tiempo, pueden cerrarse y obligarle a parar o coger un desvío, o incluso retroceder más allá del punto de partida. Pero estos caminos también podrían hacer posible atajar, llegar antes e ir más lejos.
La inversión también es una manera de hacer que su dinero trabaje para usted. La mayoría tenemos que trabajar para obtener nuestros ingresos. Si queremos ganar más, tenemos que trabajar más. Pero hay un límite de horas que podemos o queremos dedicar al trabajo y no todos los trabajos pagan lo que quisiéramos. El inversor tiene la posibilidad de ganar dinero mientras duerme, come, sale con amigos o dedica tiempo a su familia. Al invertir tratamos de que nuestros ahorros produzcan nuevos ahorros sin tener que trabajar más horas o buscar un nuevo empleo.
La inversión inteligente y consciente le puede permitir tener un mayor control sobre sus finanzas y afrontar su futuro con más confianza.
¡INVERTIR NO ES UN JUEGO!
Es importante tener claro también que invertir, aunque lleva implícito el riesgo o incertidumbre de los resultados, no significa jugar al azar. No hay que confundir la inversión con un juego de casino. Es cierto que hay gente que invierte basándose en intuición o sentimientos, o en los consejos “calientes” de Internet, un compañero de trabajo o un familiar.
El inversor serio y responsable no juega con su dinero ni con la seguridad económica de su familia. Sólo invierte cuando existe una expectativa razonable de rentabilidad acorde con el riesgo que quiere y puede asumir. Sólo invierte a través de intermediarios autorizados y después de consultar información fiable. Sólo invierte el dinero que no le va a ser imprescindible a corto plazo para otras obligaciones. Y sólo invierte de acuerdo con sus objetivos y situación personales.
Cuando se trata de decisiones de inversión, la enorme oferta de alternativas en el mercado puede ser abrumadora. El inversor particular tiene que decidir qué hacer con sus ahorros, eligiendo un camino entre muchos posibles.
¿Invierto?
¿No invierto?
¿Cuánto dinero?
¿En qué producto?
¿Durante cuánto tiempo?
¿Con qué entidad?, etc. etc.
No son decisiones para tomar a la ligera. Adquirir un determinado activo financiero supone comprometer sus ahorros y por lo tanto condiciona su capacidad financiera, presente y futura.
En este bloque vamos a ver algunos aspectos que le ayudarán a tomar estas decisiones. No se trata de recomendar un producto o valor específico. No hay fórmulas mágicas ni soluciones talla única. Pero sí existen recomendaciones y pasos a seguir que le ayudarán a alcanzar sus objetivos.